Uno de cada tres venezolanos refugiado en EE.UU. padece de severas secuelas psicológicas
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Casi uno de cada tres venezolanos que emigraron a Estados Unidos sufre de trastorno de estrés postraumático (TEPT), un padecimiento que está llevando, incluso, a algunos de ellos a buscar refugio en el alcohol, advierten académicos estadounidenses que analizaron los impactos de la crisis de Venezuela en la salud mental de los protagonistas de ese dramático éxodo.
“Hemos encontrado tasas increíblemente altas de TEPT en venezolanos que viven en Miami y en Colombia. El 31% de los adultos que entrevistamos en Miami cumplieron los criterios de TEPT”, dijo Seth J. Schwartz, psicólogo y profesor de la Facultad de Educación para la Salud y Psicología de la Universidad de Texas, en una entrevista.
El académico analizó los impactos en la salud mental de casi 650 venezolanos que emigraron a Miami y Colombia junto con la investigadora Saskia Vos para la Universidad de Miami (UM).
Para el estudio de la UM, Schwartz encuestó a cerca de 300 venezolanos que viven en Bogotá, Colombia, y a 339 en el sur de la Florida sobre sus razones para irse, así como sus sentimientos sobre sus nuevos países de residencia.El 21% de los venezolanos entrevistados en Colombia mostraban síntomas de TEPT.
Patricia Andrade, directora del programa Raíces Venezolanas de Miami, dijo que sus compatriotas inmigrantes arrastran una carga emocional muy fuerte, además de la presión sobre la incertidumbre de cómo les irá en el futuro.
Explicó que en algunos casos el grupo familiar se desequilibra por la tensión que estremece a los padres y la angustia de los niños que muchas veces no se toma en cuenta.
“Los padres sufren de mucha ansiedad y si han padecido, por ejemplo, persecución política arrastran todos esos miedos y pesadillas que son recurrentes aún estando en este país”, dijo la activista que ayuda a los venezolanos recién llegados a EEUU en situación de carestía.
Vos expresó que los venezolanos entrevistados para el estudio dijeron que uno de los motivos para huir de su país era que “el régimen los perseguía a ellos o a sus familiares”.
“Quizás como resultado de esa presión, los venezolanos del sur de la Florida también exhibieron más síntomas de TEPT que los que viven en Colombia”, dijeron Schwartz y Vos.
Entre las principales razones para abandonar sus hogares en Venezuela, además de la persecución política, los venezolanos mencionaron la escasez de alimentos, agua, medicinas y otras necesidades. Muchos afirmaron que apenas había trabajos y los que existían no pagaban lo suficiente para la supervivencia diaria.
Venezuela se encuentra sumida en una desgarradora crisis económica que ha conducido a una pérdida acumulada de más del 70% del PIB desde que el dictador Nicolás Maduro llegó al poder.
Esta situación ha catapultado a la nación petrolera a una espiral hiperinflacionaria que alcanzó su pico en el 2018 con una tasa de 1,698,488%, de acuerdo con cifras de la Asamblea Nacional de Venezuela.
Y el 94.5% de la población venezolana es pobre y el 76.6% está por debajo de la línea de pobreza extrema, con ingresos inferiores a $1.2 por día, según la Encuesta de Condiciones de Vida de la Universidad Católica Andrés Bello.
El colapso económico y la creciente represión y violencia han dejado profundas heridas psicológicas en muchos de los venezolanos que se han refugiado en Estados Unidos. Algunos buscan ayuda, indicó Andrade, otros se encierran en sí mismos. Hay padres e hijos que caen en el alcohol o en las drogas, mientras que menores inician una vida sexual temprana por falta de orientación. “Estos son los efectos negativos en las familias de inmigrantes venezolanos”.
Núcleo familiar colapsado
El núcleo familiar de Beres Anderson se desmoronó después de salir de Venezuela huyendo de la persecución del régimen de Maduro. La depresión, la ansiedad y el alcohol se apoderaron de algunos de sus familiares justo cuando se aferraban a la esperanza de tener una nueva vida en Estados Unidos.
Anderson sabe exactamente cuál es el precio de ser disidente: vivir con temor, sufrir ansiedad, estrés y tener que dejar sus raíces, sus familiares y pertenencias para emprender el doloroso y arduo camino del exilio.
El venezolano, de profesión administrador, trabajaba en la estatal petrolera PDVSA en Maturín, en la región nororiental de Venezuela, y al no estar a favor del régimen dijo que comenzaron a tildarlo de traidor, a perseguirlo y hasta fue golpeado por personas afectas al chavismo.
“Tuve que salir del país porque ya estaba señalado por ellos. Lo mismo le hicieron a otros compañeros de trabajo y los encarcelaron. Eso era lo que me esperaba una cárcel, si no salía de Venezuela. El régimen cualquier cosa se inventa con una persona para meterla presa, arruinarle la vida y hasta llegar a matarla”, dijo en una entrevista.
Pero ignoraba que huir de la persecución golpearía aún más a su familia que ya estaba afectada por las secuelas del acoso en su país natal. Su ex esposa cayó en las garras del alcohol y uno de sus hijos padece de un cuadro severo de depresión.
La ex esposa argumentaba que estaba muy deprimida por tener que salir de Venezuela y dejar a su familia. Además, se intensificaron los problemas de pareja y se refugió en la bebida.
Anderson se dio cuenta de que la situación era grave porque su ex esposa empezó quedarse en la calle y siempre estaba ebria.
Estuvo internada en un centro de rehabilitación durante mes y medio, pero al salir regresó a su círculo de amistades, comenzó de nuevo a beber y se fue de la casa dejando a Anderson y los dos hijos de 14 años y 8 años de edad.
“Fue muy duro porque nosotros venimos de estar muy bien en Venezuela. Si no es gracias a la persecución y a no estar de acuerdo con un gobierno dictatorial, nos hubiéramos quedado. Posiblemente esto no hubiera sucedido. Perdí todo, mi casa, mi comunidad, y más que todo mi familia”, expresó a el Nuevo Herald.
Huir de la depresión
Un total de 5,914,519 venezolanos han emigrado por la crisis económica, la inseguridad y la represión gubernamental, de acuerdo con cifras del 22 de octubre de 2021 de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V) que cuenta con el apoyo de ACNUR y la Organización Internacional para la Migración (IOM).
El éxodo de venezolanos “representa la mayor crisis migratoria en la historia reciente de América Latina,” dijo Human Rights Watch (HRW) en su informe mundial sobre derechos humanos de 2021.
HRW señaló que una misión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU determinó que autoridades del más alto nivel cometieron flagrantes abusos que constituyen crímenes de lesa humanidad.
“Nicolás Maduro y sus fuerzas de seguridad son responsables de ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas por períodos breves y han encarcelado a opositores, juzgado a civiles en tribunales militares, torturado a detenidos y reprimido a manifestantes”, pormenorizó.
Un informe de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, divulgado el pasado junio señaló que su oficina continuó recibiendo denuncias creíbles de tortura o tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. Recibió algunos reportes de golpizas, descargas eléctricas, violencia sexual y amenazas de violación.
Mientras que los patrones previamente identificados de desapariciones forzadas y detenciones en incomunicación persistieron. Hubo casos de personas que fueron sometidas a desapariciones forzadas, durante las cuales se las mantuvo incomunicadas y las autoridades se negaron a compartir su paradero con sus defensas o sus familiares.
Lea la nota completa en El Nuevo Herald
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