Modelo a seguir: Bukele enfrenta el narco-crimen organizado con masivas cárceles en El Salvador
4 minutos de lecturaEl presidente salvadoreño lanzó un masivo operativo policial en todo el país para recuperar las regiones tomadas por los maras tras una ola de asesinatos. Ahora, lanzó una mega-prisión para que no salgan nunca más.
El presidente de El Salvador, el derechista Nayib Bukele, presentó este fin de semana el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) como el destino final de los pandilleros de la agrupación Mara Salvatrucha, la más violenta del mundo, y mostró imágenes del traslado de los primeros 2.000 reos.
Se trata de un enorme complejo carcelario con capacidad para 40.000 internos, y se convierte en el máximo símbolo de la ofensiva de Bukele contra las pandillas, que antes de su llegada al poder controlaban el país y habían convertido a la nación centroamericana en un Narcoestado.
La mega cárcel será destinada a recluir a los cabecillas de las pandillas, incluidos los jefes de las llamadas clicas, así como a sus miembros más importantes y sus colaboradores. El CECOT fue construido en el municipio de Tecoluca, departamento de San Vicente, lejos de las zonas urbanas y a 74 kilómetros de la capital.
Si bien organizaciones de derechos humanos, que callaron por décadas mientras los maras imponían el terror en El Salvador, criticaron la construcción de esta prisión y de las políticas de seguridad de Bukele, y acusaron al gobierno de estar encerrando gente inocente, es importante aclarar que las personas en el CECOT que se vieron en los videos son todos pandilleros con condenas por violación, asesinatos, o robos violentos.
Los presos tendrán solo dos comidas diarias, sin ningún contacto con el exterior y deberán trabajar para pagar su estadía allí. Solo saldrán de sus celdas para las audiencias con los tribunales, que se harán por videoconferencia desde un salón interno.
La mega prisión concluye una promesa del presidente, quien dijo que iba a encerrar a todos los responsables de la masacre del sábado 26 de marzo del 2022, cuando los maras llevaron a cabo 62 homicidios en menos de 24 horas como “protesta” por las medidas de seguridad de Bukele.
Otras 25 personas fueron asesinadas el domingo 27 de marzo por los pandilleros, cuando Bukele le pidió al Congreso que declare el Estado de Excepción y lanzó un operativo policial para recuperar las calles del país, y frenar las matanzas, que cerraron el fin de semana en 87 asesinatos.
De esas redadas se arrestaron más de 67.000 homicidas, violadores y delincuentes, que “vivirán en el CECOT por décadas, mezclados, sin poder hacerle más daño a la población”, en palabras del mandatario.
El CECOT: Así Bukele recuperó la soberanía de El Salvador y lanza el combate contra el crimen organizado
El presidio, que se destaca por rigurosos controles de ingreso, fue construido para recluir a parte de los poco más de 64.000 pandilleros detenidos hasta el momento bajo un régimen de excepción decretado por el Congreso a pedido de Bukele.
Ubicado en un valle rural a una corta distancia del imponente volcán Chichontepec, en Tecoluca, unos 74 km al sureste de San Salvador, el CECOT, fue construido sobre 166 hectáreas compradas por el Estado, 23 de las cuales albergan ocho pabellones ubicados dentro de un perímetro rodeado por un muro de concreto de 11 metros de altura y 2,1 kilómetros de largo, protegido por alambradas electrificadas.
Para ingresar al presidio tanto reclusos como personal de seguridad y administrativo tienen que llegar a zonas de registro antes de pasar por tres portones fortificados controlados por guardias de seguridad.
Cada criminal que llegue, además de pasar por un escáner corporal deberá registrarse en un área de ingreso donde le tomarán fotografías.
La prisión posee un muro perimetral de 2,1 kilómetros, que será vigilado día y noche por 600 soldados y 250 policías. En el interior la seguridad estará a cargo de guardias de la Dirección General de Centros Penales, que Bukele renovó en su totalidad para eliminar la corrupción de gobiernos anteriores.
El presidio tendrá autonomía total, para que no pueda ser atacada con golpes indirectos al sistema eléctrico o de cloacas nacional, algo que Bukele aprendió de estudiar las reacciones de las pandillas cuando son arrestadas en otros países, como Colombia.
Se perforaron dos pozos, se instalaron una planta de abastecimiento de 600 metros cúbicos de agua, cuatro cisternas, y construyeron ocho subestaciones de energía eléctrica, además de una planta de aguas residuales. Con el fin de garantizar el fluido eléctrico, el penal dispone además de plantas de emergencia a base de combustible.
Frente a los pabellones de celdas, figura un cuarto de control para operar los sistemas de agua y electricidad para que los internos no tengan capacidad de “manipular” ambos servicios, explicó el director del CECOT, quien se mantiene en el anonimato para que no pueda ser atacado o extorsionado por os maras. Lo mismo aplica para todos los funcionarios del complejo presidiario.
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