Gira de Lula por España y Portugal: El brasileño se reunió con los líderes del socialismo europeo y llevó la palabra de Putin
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Luego de una gira de 5 días por España y Portugal, donde se reunió con sus homólogos, Lula puso de cabeza a la Unión Europea, que debió aceptarlo luego de afianzar una alianza con Rusia y China.
El presidente de Brasil, Lula da Silva, realizó una visita oficial a Portugal y España que empezó el pasado 21 de abril, con su regreso concretándose este miércoles. El mandatario de izquierda viajó con el objetivo de reforzar las relaciones con los gobiernos socialistas del portugés António Costa y del español Pedro Sánchez.
Se trata de la primera visita de Estado a Europa que hace en su nuevo mandato, y según dijo, se debió a los “lazos históricos y culturales” que unen ambos países con Brasil. Sin embargo, la realidad es que son los dos países con gobiernos más de izquierda en Europa, y Lula los considera como su “puerta de entrada” a la Unión Europea.
Como de costumbre, Lula logra moverse con facilidad entre los aliados de la OTAN y con los miembros del eje de China/Rusia, habiéndose juntado la semana anterior con el canciller ruso Serguéi Lavrov, con quien acordó ser el punto de entrada de Rusia a la región.
En aquella reunión, el presidente brasileño pronunció declaraciones polémicas sobre la guerra en Ucrania. Si bien Brasil ha condenado en Naciones Unidas la invasión rusa de Ucrania, se ha negado a sancionar a Rusia y reafirmó que no venderá municiones ni hará envíos humanitarios a Ucrania.
Días antes de la llegada de Lavrov a Brasil, Lula acusó a Washington de “incentivar la guerra” y de prolongarla al armar a Kiev, junto con los europeos. Estados Unidos y Europa “deben empezar a hablar de paz”, y propuso crear un “G20 de la paz”, que impulse un “diálogo que culmine en el fin del conflicto“.
En este sentido, durante la visita de Lavrov, el canciller brasileño, Miguel Vieira, volvió a criticar las sanciones “unilaterales contra Rusia“, que “no fueron aprobadas en la ONU”. El gobierno de Lula considera que es hora de dejar de vender armas a Ucrania y “hablar más de diplomacia y negociación“.
Cabe recordar, además, que Lula visitó a su homólogo chino, Xi Jinping, un par de semanas atrás, donde culpó a ambos bandos por la guerra y aseguró que Kiev debería renunciar a su deseo de recuperar Crimea, anexionada por Rusia en 2014.
Por otro lado, recordemos que Lula envió hace varias semanas a Moscú a su principal asesor internacional, el diplomático y ex ministro de Exteriores Celso Amorim, que se reunió en persona con Putin, cuando el Tribunal Penal Internacional ya había ordenado su arresto, un fuerte desafío al orden norteamericano.
Bajo este contexto, las llegada de Lula a suelo europeo tenía todas las de generar descontento de parte de los aliados OTAN y de la dirigencia de la Unión Europea, y a pesar de despertar el enojo de algunos sectores, hoy es el único puente que hay entre Rusia y la OTAN.
“En teoría Lula visitaba Europa para “relanzar” su gestión. Pero la realidad es que se trata de una cabeza de playa para testear la nueva narrativa del Foro de San Pablo sobre geopolítica, la imagen de los autócratas mundiales y la guerra“, asegura la periodista Karina Mariani.
En un hilo que subió a Twitter, escribió: “Iberoamérica está teñida de rojo ¿por cuánto tiempo? Lula tiene que aprovechar la coyuntura para liderar la postura de la región ante Estados Unidos y Europa. Ya en China expresó el objetivo de estrechar (aún más) las relaciones con Xi respaldado por Moscú“.
“Bruselas y la Casa Blanca que apoyaron con todos sus recursos el regreso de Lula, ahora se muestran ofendiditas por sus actitudes. ¿Dónde estaban sus analistas y servicios de inteligencia que no les contaron quién era Lula?“, se preguntó Mariani.
La primera parada de su gira europea fue Portugal. El sábado 22 de abril, Lula se reunió con el presidente portugués conservador, Marcelo Rebelo de Sousa, una formalidad, para luego reunirse con el primer ministro socialista, António Costa, con quien mantuvo un mano a mano a puertas cerradas.
Según afirmó el propio Lula, ambos mandatarios discutieron sobre el conflicto en Ucrania, y cambiando el discurso que dio en Brasilia, en Lisboa condenó la invasión rusa. “Es mejor encontrar la salida en torno a una mesa que en el campo debatalla”, señaló el presidente brasileño. “Si uno no habla en paz, uno contribuye a la guerra”.
Además, hablaron sobre la “amenaza del extremismo político”, en referencia al “Asalto del Capitolio“, a pesar de que se demostró que la violencia fue agitada por su propio ministro de Seguridad que debió renunciar tras un informe de la CNN Brasil. También, hicieron referencia al partido portugués de derecha Chega, que convocó a manifestaciones en contra de la visita de Lula.
Un hecho complicado para Lula ocurrió durante su visita al Parlamento de Portugal. Allí, una docena de diputados de Chega lo abuchearon tras su discurso. “Uno se acostumbra a eso cuando hace política“, reaccionó Lula, y criticó que también mostraron carteles en los que proclamaban “basta de corrupción”.
Lula fue invitado a hablar en el Parlamento portugués el día en que se conmemoraba el 49° aniversario de la Revolución de los Claveles, que puso fin a 48 años de dictadura militar en Portugal y a 13 años de guerras coloniales en África.
Con motivo de ello, para protestar contra el recibimiento que le dieron las autoridades portuguesas a Lula, cientos de simpatizantes del partido Chega e inmigrantes brasileños afines a Jair Bolsonaro se concentraron cerca del Parlamento. “Bandido“, “Lula, ladrón, tu lugar está en prisión“, corearon.
Tras este polémico evento en Portugal, Lula partió rumbo a Madrid, donde tuvo una reunión con el presidente de España, el socialista Pedro Sánchez. En la misma, básicamente trataron la importancia de la relación bilateral en el ámbito económico.
Durante una conferencia de prensa conjunta, se volvió a discutir la cuestión de la guerra de Ucrania. En esta oportunidad, Lula volvió a mencionar su idea de un “Club de Paz” para mediar el fin de la guerra, a pesar de que esta idea fue ampliamente criticada por el propio gobierno ucraniano, y rechazada por las democracias occidentales por los dichos de Lula, y la desconfianza que genera.
Por su parte, si bien Pedro Sánchez agradeció a Lula por su interés en acabar con el conflicto armado, resaltó que había “matices” en las propuestas de paz defendidas por cada uno. El mandatario español, quien intenta sobrevivir la crisis energética sin cortar completamente relaciones con Rusia, se mostró molesto por los dichos de Lula.
Cabe recordar que España es miembro de la OTAN, por lo que apoya a Ucrania, e incluso ha enviado donaciones, municiones y armamento al campo de batalla.
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