El desafío de la igualdad de género en las empresas venezolanas
6 minutos de lecturaLa Galería de la Cámara de Industria y Comercio del Táchira muestra los rostros de todos los hombres que han hecho una historia maravillosa en 91 años de gestión, pero no hay una mujer presidenta a lo largo de la vasta trayectoria del gremio, ¿se han preguntado el por qué? En el marco del Día Internacional de la Mujer, compartimos en lapatilla.com la opinión de varias personalidades que analizan el rol de la mujer en la empresa venezolana.
Anggy Polanco
En Táchira existen muchas empresas familiares, en las que figuran el esposo y la esposa, pero siempre la cara visible y el que ocupa el mayor cargo es el hombre. Así lo describe Ildemaro Pacheco, director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Industria del Táchira, quien considera que es momento de que la mujer empiece a visibilizarse y a tomar posiciones de liderazgo.
“Que a veces que presida el esposo, pero que a veces presida la esposa, y que vayamos rompiendo ese patrón, porque las mujeres tienen mucho que aportar, y desde esta Cámara se hace ese llamado, porque estamos promoviendo el empoderamiento femenino”, expresó el director ejecutivo.
En la actualidad, la junta directiva Cámara de Comercio e Industria del Táchira tiene cinco mujeres que forman parte de la organización. Para que los equipos sean exitosos, tiene que haber diferentes géneros, apuntó Pacheco, quien se ha dedicado a estudiar todo lo relacionado con los objetivos del desarrollo sostenible.
A su juicio, en Venezuela, el trabajo de empoderamiento femenino va más adelantado, porque en muchas familias se han vivido matriarcados, donde la mujer es la que dirige y la que marca la pauta, lo que favorece que haya mujeres en posiciones de liderazgo.
“Yo no siento que haya mayor dificultad en los empresarios tachirenses en avanzar a eso, solo es una cuestión de romper hábitos y paradigmas”, destacó.
Múltiples labores
Sin embargo, en la Cámara de Comercio de San Antonio, en la zona de frontera, es una mujer, Isabel Castillo, la que lleva la batuta desde hace tiempo. Ella expresó que desde hace muchos años para acá hay un cambio, y se nota en los cargos de importancia en las industrias, donde hay más mujeres líderes en cargos administrativos, políticos y propietarias empresas.
“Quiere decir esto que cada día nos estamos empoderando y quitando esa imagen que eran los hombres los que podía llevar esos roles”, manifestó Castillo.
Destacó que las mujeres suelen ser organizadas por el hecho de que cumplen múltiples roles al mismo tiempo, como ser madres, esposas y exitosas en el ámbito profesional.
Preferencia a promover a los hombres
En la región tachirense, no se nota una diferencia de sueldos entre mujeres y hombres, pero sí existe una preferencia en los procesos de contratación. Cuando hay dos currículos de personas equivalentes en talentos y credenciales, hay mayor tendencia a contratar a hombres que a mujeres. También cuando hay ascensos en los cargos dentro de las empresas, hay una tendencia a preferir promover a los hombres.
Por eso, Ildemaro Pacheco puntualizó que en el Objetivo de Desarrollo Sostenible hay un componente importante que aborda el empoderamiento de la mujer, y ONU Mujeres ha sacado siete principios para el empoderamiento de las mujeres en el sector privado, el cual no está dirigido a los temas ambientales, ONG o derechos humanos, sino que va dirigido al sector empresarial.
Tener mujeres empoderadas permite construir economías fuertes, y dentro de los principios se habla de la igualdad de crecimiento y remuneración, pero hay un indicador importante, según ONU Mujeres: todas las entidades deben trabajar para que al menos el 30 % de las posiciones de liderazgo estén representadas por mujeres, informó.
“Si usted quiere que su organización esté dentro del desarrollo sostenible, al menos el 30 % de las posiciones de liderazgo, tienen que estar lideradas por mujeres”, argumentó.
Apuntó que la ONU Mujeres trae indicaciones para que los gerentes y directivos de las entidades tengan la capacidad de detectar señales de violencia de género y de acoso para que la empresa pueda actuar y corregir a tiempo.
“No esperar a que la mujer haga la denuncia, sino que la empresa debe tener una actitud proactiva y tener la capacidad de detectar esos indicios para proceder a corregir”, agregó el representante del gremio empresarial de Táchira.
Comentó que la empresa debe salir de su entorno y promover los liderazgos en la zona de influencia de la organización. Y todos los esfuerzos que la organización esté haciendo por promover a la mujer, hágalos públicos, dé el ejemplo, haga un proceso de marketing a lo interno y externo.
En cuanto al marketing, Pacheco subrayó que es importante que las empresas también vayan combatiendo las políticas de utilizar a la mujer como un objeto en los procesos de marketing.
Una violencia latente
Karol Vivas, psicóloga voluntaria en el Movimiento Somos Táchira, una organización que aboga y lucha por los derechos de las personas LGBT, así como de las mujeres sobrevivientes a la violencia basada en género, expuso que constantemente ven los desafíos que enfrentan las mujeres para llegar a un puesto de liderazgo.
Explicó que en los relatos de mujeres escuchan que muchas no lograr obtener un cargo de mando o poder, porque se suele pensar que estos puestos son para los hombres.
“Algunas que han logrado llegar a estos puestos han tenido que tomar una posición más a la defensiva y una actitud más seria, lugar en el que no se sintieron cómodas porque no fueron tomadas en serio por sus compañeros de su departamento. Esos son desafíos que encontramos con mujeres”.
Señaló que han detectado casos en que a las mujeres no se les paga lo mismo que a un hombre en un mismo cargo laboral, cuando las mujeres afrontan una carga más fuerte, porque así la sociedad lo ha impuesto.
“Muchas veces se nos ha educado para obedecer y para servir, y no son aspectos negativos, simplemente no es lo único que como mujeres somos capaces de hacer. El hecho de que aún exista violencia simbólica en todas las áreas en las que nos desarrollamos, es algo preocupante, y esta violencia no es popularmente conocida. Es aquella violencia que no se percibe a simple vista y que nos hemos acostumbrado a normalizar cuando realmente no es algo normal, esto acompañado de los estereotipos de género a los que nos han enseñado desde que estamos muy pequeñas y pequeños, y nos hemos acostumbrado como mujer, a no vernos con características de una mujer jefa”, mencionó.
Considera que los aspectos mencionados dificultan el camino para llegar a estos puestos de poder, que muchas veces siguen ocupando los hombres y algunas pocas veces por mujeres. En ocasiones, las mujeres se ven como competencia entre ellas mismas.
“Me contenta que cada día esto está cambiando y que mujeres unidas estamos rompiendo estereotipos y mostrar nuestras capacidades, que son valiosas por el simple hecho de ser humanas. Mi utopía feminista es que podamos ocupar cargos en los que somos capaces y se nos reconozca todo lo que hemos hecho para llegar allí independientemente de nuestro género”.
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