diciembre 25, 2024

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De 270 granjas avícolas que hay en el estado Lara solo cinco están activas

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Los granjeros están desapareciendo sin recursos para financiarse. Es la preocupación desde la Asociación de Productores Avícolas ante la caída entre 95 a 97% por no tener el apoyo con los pollos bebés y alimentos que permitan esa producción de engorde. Una caída estrepitosa a 5 granjas operativas de las 270 existentes hace 11 años, lo cual genera desempleo y escasez en este tipo de carne en el mercado, con riesgo de aumento del precio de dicha proteína animal.

Los galpones están vacíos, con mano de obra limitada a un trabajador y un vigilante, junto al desespero de sobrevivir a esta crisis que los golpea desde 2010 y sólo mantiene ciertos ingresos con la venta de pollos por parte.

 José Meléndez, como presidente de la organización de productores avícolas, admite que ni siquiera tuvieron un respiro con la cancelación de la deuda contraída con la empresa Protinal que superaba los $200 mil en 2021. 

Explica que fue un pago a destiempo, además de ser depositado en la entidad bancaria BOD y que obligó al retiro fraccionado del mismo. “No hay ese trabajo por integración, donde se aportan las instalaciones y la empresa asegura las provisiones para mantener óptimo a este pollo de engorde”, admite ante la inevitable escasez de esta proteína y que prácticamente deja como soporte a la empresa Ebenezer con el mínimo número de granjas.

Ese ambiente desolador tiñe a sectores como Pavia y Bobare, que eran reconocidos por su potencial y contribuían en ese promedio superior a los 5 millones de pollos en 2 meses, pero en la actualidad apenas pueden llegar a 200 mil. Un margen de diferencia abismal y donde se entiende el descenso desde 2010, cuando se contaban con 270 granjas productivas, la merma se instaló en 50 en la pandemia por covid-19 y el trecho más asfixiante entre agosto y octubre de 2021 representó unas 30 a 35 operativas. “Lo más triste es que se venía en caída, pero apenas quedan 4 o 5 granjas”, lamenta de ese 10% de las escasas 50 que se tenían luego de mediados del año pasado.

Su voz se cunde de la debilidad desde la tristeza y esa fuerza que imprimen al negarse a desaparecer. La nostalgia hace estragos en Meléndez, frente al “borrón” que le arrebató a Lara ese cuarto lugar de producción a nivel nacional. “Es tan lamentable porque somos una de las regiones más privilegiadas por la ubicación geográfica que favorece la calidad en los pollos de engorde”, reitera de esa ventaja que permite óptimos resultados con las condiciones favorables, ante mayor ventilación y la suficiente humedad que impulsa el desarrollo y menos mortalidad. Comparte esa impotencia, al voltear y mirar cada vez más galpones solos.

“¡Aquí se peleaban por ese trabajo con las granjas integradas!”, exclama de alrededor de 8 empresas que demandaban ese cuidado y atención de los granjeros, pero que prácticamente terminó limitado a Protinal, Ebenezer y otro par de corporaciones.

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Para Lorenzo Monasterios, como parte de la comisión agroalimentaria en Lara, se trata de una problemática que termina de acentuarse, cuando ni siquiera se cuenta con la disposición de empresas interesadas en aportar los pollitos bebés y los alimentos concentrados, incluyendo proteínas, minerales, vitaminas y demás productos a base de soya y trigo.

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“Se compromete el engorde y esto distorsiona esa cadena de producción”, denuncia de un animal que sin la debida alimentación tardaría más de 42 días y sin llegar a superar los 2 kilogramos. Una limitante sin ser considerada por las autoridades gubernamentales y termina agudizándose aún más, con el sacrificio avícola regional.

El testimonio de Carlos Figueroa, quien tiene más de 22 años dedicado al sector avícola, confirma esa necesidad de mayor apoyo para los granjeros. No cuentan con el soporte ofrecido desde Protinal y prácticamente la mayoría reposa sus experiencias en el respaldo de Ebenezer. Se siente bendecido por estar entre las 3 granjas que trabajan de manera integrada con esta última compañía y contando con pollos de 11 días, además de suficiente alimento para asegurar la calidad de estos pollos de engorde entre 38 a 42 días.

Agradece esta oportunidad para retomar sus niveles de producción. “No teníamos la capacidad y este servicio de crianza exige agua, luz y mano de obra”, recuerda de esas condiciones para poder honrar los compromisos contraídos.

Los lamentos se quedan cortos por la insistencia de mantener esa operatividad en granjas que se mantuvieron por más de dos décadas. Se trata de conocedores de este sector negados a desistir y con todas las intenciones de recuperar a Lara, entre los primeros lugares de producción agrícola. La fe sigue puesta en la recuperación y volver a esos galpones llenos de pollos de engorde, que además de representar el ingreso familiar resultaban un representativo aporte de proteína animal para el mercado. Las consecuencias más inmediatas se terminarían reflejando en la escasez y hasta aumento del producto ante el consumidor final.

El grito en colectivo es hacia el apoyo de más empresas que permitan ese trabajo integrado, con las granjas responsables de la crianza. Volver a ese pollo de engorde en el tiempo previsto y con la calidad garantizada para apuntar a la excelencia de la producción avícola desde la región larense, con ese poderío que tuvo Pavia y Bobare.

Necesitan de un soporte estable

Más allá de ser garantes de la infraestructura, las granjas deben tener una plataforma sólida en procura del alimento con todas las propiedades para garantizar el engorde y de la cantidad de pollos de engorde. Esto lo recuerda Lorenzo Monasterios, desde la comisión agroalimentaria en Lara, de ese animal que amerita del cuidado extremo desde incubadoras y se le provea con todos los nutrientes en la alimentación. Además del resto de factores externos que permiten el riguroso cuidado.

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De allí, que llaman al apoyo con alimentos de concentrados y van desde maíz amarillo, soya y hasta vitaminas que permiten la producción de alrededor del 29% en proteínas. “Nuestra fórmula termina deficiente en tal exigente proceso del engorde”, recalca y recuerda que los granjeros deben tener el servicio de luz, agua y hasta el gas indispensable para garantizar ese calor inicial que termina de desarrollar al pollito en esa primera etapa de crecimiento.

José Meléndez, titular de la asociación, precisa que sufren por la compra del gas en sobreprecio y se ubica en $27 por bombona. Un elemento que permite mantener la temperatura del pollito durante 12 días y que ha tenido un aumento desde $6, luego llegó a $12, pasó a $17 y se encuentra en $27. Señala de referencia, un estimado de 12 bombonas de gas por cada 10 mil pollitos.

En el caso del agua, también se enfrentan al gasto relativo al ánimo del cisternero con tanques que terminan valorados desde 20 a $40. “Nuestra realidad es que la mayoría no tenemos agua”, lamenta y reitera el promedio necesario de hasta 13 litros por cada pollo, en ese lapso de 42 días de crianza.

Se trata de las mínimas condiciones para llegar a asegurar ese pollo de engorde, sin pérdida para la empresa ni para el granjero de compromiso con los obreros.

Desempleo y sacrifican galpones

Frente a esas limitaciones de no poder contar con el apoyo de empresas que suministren los pollos y alimentos, las precarias condiciones han llevado a varios productores a sacrificar sus galpones como una especie de desmantelamiento y que implica el desempleo de quienes llevaban casi toda su vida dedicada a la crianza en granjas.

Según José Méndez, desde la asociación de avicultores, se confirman esos casos de galpones vacíos y que suelen reducir el personal a sólo un trabajador y un vigilante, para el resguardo de instalaciones a riesgo de ser atractivas para los delincuentes. “Se van perdiendo los galpones solos y se superan más de 200 padres de familias que han quedado sin trabajo”, señala de esta migración forzada de oficio, frente a la necesidad de asegurar el sustento en el hogar.

Reitera casos tan golpeados con granjas que llegaban a criar hasta 60 mil pollos, pero en estas condiciones apenas se aproximen a unos 2 mil a 3 mil pollos de engorde. Una base que no permite la permanencia de este sector.

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Intención, pero sin tener los recursos

“Da lástima, porque tanto que se habla de seguridad alimentaria, pero desde las instancias gubernamentales no se cuentan con los recursos”, denuncia José Méndez, de la asociación de avicultores, al sentir cómo se desmorona el sector y no han sido atendidos por las denuncias de precariedad.

Siente que en algunas instancias se percibe un grado de iniciativa de funcionarios, pero no se cuentan con los recursos. “Lo más doloroso es vivir esta situación, cuando las empresas se peleaban por el trabajo integrado en granjas de Lara”, lamenta en función de esas condiciones geográficas que hacían más atractiva a la región y codiciada por asegurar un pollo de engorde, con el peso indicado y la calidad para ofrecerlo en el mercado.

Un escenario que puede reducir apenas a 3 empresas interesadas en apoyar con los pollos y su alimentación, mientras el sector se agudiza en las limitaciones con más acentuación desde octubre de 2021, cuando sólo conocen de entre 4 o 5 granjas con capacidad de producción.

Tal desolación es comprobada por Méndez, con una mayoría de productores que termina abandonando los galpones, vendiéndolos u ofreciendo los implementos de trabajo. La pérdida de condiciones y sin el respaldo de inversión en materia prima los termina de debilitar y aún con toda la disposición de seguir dedicados a la crianza de pollos, se sienten acorralados en un terreno cada vez más hostil para la recuperación del sector avícola.

Se quejan de la indiferencia con falta de políticas desde el Gobierno nacional y regional, sin el presupuesto que sirva de sólida base para continuar con el sector que asegura proteína animal en el mercado. No cuentan con financiamiento ni alguna facilidad que permita seguir apostando en un sector que sumó 270 granjas en 2010.

No tienen el estimado de cuánto sería el capital necesario para recuperar el área avícola, porque hasta se atreverían a señalar que están próximos a una paralización total en la entidad. Ese 97% de paralización puede extenderse de no tener respuestas ni apoyo. Se niegan a seguir cayendo en ese foso, cuando mantienen su empeño intacto.

Desean seguir apostando al levantamiento de los granjeros y cubrir la demanda en el mercado, desde unos galpones que vuelvan a su capacidad de crianza de 60 mil pollos y sin quedarse con esos 3 mil que pueden en la actualidad.

Nota de La Prensa Táchira.

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Source: Descifrado

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