Accidentes viales en Venezuela: un problema de salud pública, social y económico
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La empatía no es lo que predomina en los conductores de Venezuela, sino todo lo contrario: agresividad, inconsciencia e irrespeto, son conductas frecuentes entre quienes están detrás de un volante.
Por Anggy Polanco
Al menos cuatro entidades del país presentan los índices más elevados de accidentes viales con pérdidas humanas y múltiples lesionados, entre ellas: Carabobo, Zulia, Distrito Capital y Táchira, debido a diversos factores como la imprudencia, falta de educación vial, mal estado del parque automotor, consumo de bebidas alcohólicas, abandono del sistema vial y desarticulación del sistema de supervisión y control.
Los expertos coincidieron en que el incremento de los accidentes de tránsito en Venezuela constituye un fenómeno social donde interactúa el vehículo, el conductor, la vía y, en algunas ocasiones, el peatón. De acuerdo a la normativa que regula la movilidad, los siniestros con vehículos pueden darse bajo índices socialmente aceptables, con proporcionalidad al parque automotor y cantidad de habitantes en un conglomerado social.
La alarma ocurre cuando la cantidad de hechos viales sobrepasa los índices socialmente aceptables como, por ejemplo, en Táchira. Este estado andino no debería posicionarse entre los primeros lugares accidentes de tránsito, porque no cuenta con un suficiente parque vial, y por eso es desconcertante que ocurran más hechos viales que las grandes ciudades como Valencia, Caracas, Maracay o Maracaibo.
De acuerdo con datos que maneja la Policía Municipal de San Cristóbal, en Táchira hubo 1.300 hechos de tránsito con 48 personas fallecidas el año pasado. Hasta el 14 de enero de 2024, ya habían ocurrido 76 siniestros viales, con 5 personas fallecidas y 86 lesionados.
Estas cifras alertan que en esta región fronteriza de Venezuela existe un problema de salud pública. Los centros asistenciales colapsan por la cantidad de intervenciones quirúrgicas y ocupación de las áreas de traumatología, debido a heridos por accidentes de tránsito.
En 2012 ya se había acuñado el término de “Emergencias Bera” al área de traumatología de los hospitales públicos venezolanos, expresión que alude a una popular marca de motocicletas y que hoy vuelve a ponerse de moda en los centros hospitalarios por la alta incidencia de motorizados heridos.
La población joven – adulta está teniendo hasta tres fracturas de huesos en cada accidente, un grupo etario que se supone es el que mueve la economía del país, detalló Lilian Romero, representante de la organización Asotránsito, una organización no gubernamental situada en Caracas.
Según los últimos datos de Organización Mundial de la Salud publicados en 2020, las muertes causadas por accidentes de tránsito en Venezuela llegaron a 11.127 (7,06% de todas las muertes). La tasa de mortalidad por edad es de 39,75 por 100,000 de población, por lo que se ubica entre los primeros 30 países con las cifras más altas de fallecidos en siniestros viales.
Nuevas generaciones sin educación vial
Desde el año 2012 aproximadamente, en Venezuela se han tenido estadísticas elevadas de accidentabilidad vial, pero durante los años de mayor crisis las cifras disminuyeron drásticamente, debido a las dificultades económicas y luego por causa de la pandemia, lo que ocasionó poca movilidad en las vías, incluso, no había tantas motos, especificó Romero.
Pero en este momento, las ensambladoras están vendiendo más motos y se ve una mayor movilidad de vehículos de dos ruedas – indicó Romero- mientras que durante el tiempo de encierro por el Covid19 no hubo educación vial y las nuevas generaciones de conductores desconocen las normas de seguridad en la carretera.
“Estábamos trancados, encerrados por un problema económico, lo que trajo como una euforia en la conducción y todo el mundo quiere conducir a exceso de velocidad”, agregó.
La especialista detalló los que índices de hechos viales en Venezuela son más elevados que el número de vehículos en la calle. Se contabilizan más de un millón de motos en las vías del país, a diferencia de Colombia, donde hay 4 millones de motos en circulación, pero con menos incidencia vial. Y en Caracas ocurren más de tres accidentes diarios que involucran a motorizados.
En el 80 % de los accidentes de tránsito está involucrado un motorizado, que suele ser un muchacho joven sin conocimiento de las normas de circulación.
Transporte familiar
Vale resaltar que la alta circulación en motos se debe a la escasez de gasolina, a lo económico que resulta comprarlas y también a que el transporte público es deficiente, por lo que las personas optan por comprarse una moto “y resolver el transporte de toda la familia en moto. Por eso se ve al padre con los dos niñitos, y también que lleva a la mamá”, relató la experta en la materia.
“Si no ponemos control ahorita, con multas, sanciones y educación vial, esta cifra se nos va a escapar de las manos”, consideró Lilian Romero.
En el 80 % de los hechos viales, el culpable es el factor humano, pero eso no le quita responsabilidad al Estado de brindar unas vías seguras. Aunque el error humano está presente, se necesitan carreteras que brinden seguridad con iluminación, señalización 50 metros antes de los arreglos de vías, lo que no se cumple en el país, no hay demarcación en las carreteras ni información vial, aseveró Romero.
“Para eso eran los peajes, para mejorar la vialidad, brindar una atención y asistencia a la víctima las 24 horas”. Expuso que no puede ser que los peajes cobren, pero que no haya ni ambulancias en las vías.
Asotránsito ha detectado que en el país tampoco hay suficientes alcoholímetros y los funcionarios laboran prácticamente sin instrumentos, algunos carecen hasta de talonarios de multa.
Falta de previsiones en la vialidad
La presidenta de la Sociedad Venezolana de Ingeniería de Transporte y Vialidad, Celia Herrera, coincidió en que la alta siniestralidad vial en el país no es nueva. Lo que sucede es que eventualmente hay lapsos en que se hace más visible por la ocurrencia de algunos que tienen particularidades muy connotadas por la cantidad de lesionados o fallecidos, como ha ocurrido en los últimos tiempos.
Destacó que hay una suma de factores que los ha propiciado, algunos por falta de previsiones en la vialidad y ausencia de advertencia a los usuarios de eventualidades que están pasando en la carretera, por interrupciones temporales o situaciones similares.
Históricamente, estos sucesos se dan por el exceso de velocidad, mal estado de la vialidad y el equipamiento que la acompaña, y el estado del parque automotor, que está con una vida útil que superó 13 años de antigüedad, lo que requiere mayor manutención, y en el país puede ser muy costoso.
“No sabemos en qué estado está circulando el parque automotor operativo. Dentro de la normativa legal venezolana está prevista la revisión anual de los vehículos para saber las cosas mínimas, como el estado del tren delantero, el sistema de frenos, partes que pudieran incidir en que ocurra un siniestro”, subrayó Herrera.
Mencionó que existe mucha anarquía en el tránsito automotor que está fundamentada en la impunidad: las personas saben que pueden transgredir y no pasa absolutamente nada, está desarticulado el sistema de supervisión y control. Por tanto, se requiere de mayor presencia de fiscales probos, bien capacitados, bien remunerados y recuperar la honorabilidad del cuerpo de seguridad que en otro tiempo fue ejemplo de buena práctica.
“Necesitamos recuperar una ciudadanía más comprometida con la civilidad, porque el mejor dispositivo del control de tránsito es la ciudadanía”, recomendó la ingeniera.
También destacó la importancia de que las nuevas generaciones retomen los procesos de adquisición de licencias, de conducir con su respectivo examen teórico y práctico que certifique que sabe las normas, leyes y disposiciones mínimas.
Infractores en 2023
Jairo Escalante, director de la Policía Municipal de San Cristóbal, expuso que ante este fenómeno social, al Estado le corresponde controlar y reducirlo a los índices aceptables, atacando las causas, que en Táchira, en algunos casos, son ocasionados por la ingesta de bebidas alcohólicas, pero es la imprudencia la reina de los accidentes.
Como actos de imprudencia están el exceso de velocidad, no tomar las previsiones en cuanto al uso del cinturón de seguridad, el uso de casco en los motorizados y las distracciones que genera el uso del teléfono al momento de conducir, y la falta del manejo defensivo, lo que implica que el conductor debe adelantarse a los comportamientos de los conductores que tiene a su lado o en una intercepción.
Lo que está sucediendo en San Cristóbal es que los conductores no se detienen frente a la luz amarilla del semáforo, sino que más bien aceleran. Otros no esperan ni un segundo cuando cambia la luz roja a verde para poner en marcha el vehículo, lo que ocasiona choques.
La Alcaldía de San Cristóbal se encuentra tomando acciones, y por ello modificó la Ordenanza sobre el Sistema de Transporte de Personas, Carga y Vialidad, se implementó el sistema de multas, y a lo largo de 2023 se impusieron más de 11.500 multas, con pagos que están establecidos de acuerdo a la moneda de mayor valor al día y 180 trabajos comunitarios para quienes no pudieron pagar dichas sumas.
A las personas que reinciden en multas, les retienen sus vehículos. Las faltas graves generan una multa de 30 veces la moneda de mayor valor, las leves 20 veces, y las menos leves 10 veces.
Los funcionarios de la Policía Municipal de San Cristóbal hace poco comenzaron a usar cámaras corporales que graban en un ángulo de 140 grados para verificar las infracciones. También están activando un plan piloto de cámaras en los semáforos que graban a los infractores en los puntos más vulnerables. Sin embargo, las personas siguen infringiendo las normas.
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