Agenda 2030 en Brasil: Lula endurece la presión regulatoria sobre la deforestación y promete su prohibición en 7 años
3 minutos de lecturaSe trata de un arsenal de medidas para regular y restringir esta actividad sobre la selva del Amazonas, comprometiendo el mantenimiento de miles de puestos de trabajo en los próximos años.
El presidente Lula da Silva anunció un drástico paquete de medidas para incrementar el peso regulatorio sobre la actividad de la deforestación sobre la selva amazónica, incluyendo mayores y nuevas sanciones sobre la realización de esta actividad por fuera de los marcos de la ley (cada vez más exigentes).
Se determinó una ampliación de hasta 30.000 kilómetros cuadrados en nuevas áreas de protección medioambiental, una superficie que es equivalente a Bélgica. Sobre estas áreas no se podrán realizar actividades de deforestación, reduciendo así fuertemente la frontera productiva para esta actividad.
Tan solo con esta maniobra se componente el sostenimiento de miles de puestos de trabajo vinculados directa o indirectamente con la deforestación y la exportación de madera. Algunos Estados locales como Amazonas y Mato Grosso se verán afectados por las disposiciones.
No son datos menores, ya que la deforestación no solo se vincula a la producción y exportación de madera, sino que a su vez permite el desarrollo de otras actividades como la minería y la producción de soja. Cabe destacar que Brasil es el mayor productor y exportador de soja en el mundo, y la utilización racional del territorio amazónico es funcional a estos fines.
Por otra parte, el mandatario de izquierda anunció la revitalización de los aparatos burocráticos de fiscalización de biomas, los cuales habían enfrentando un proceso de reestructuración y racionalización de la planta de personal en la administración de Jair Bolsonaro.
El oficialismo hizo públicas sus intenciones de prohibir definitivamente la actividad de la deforestación en el Amazonas para el año 2030, siguiendo celosamente la agenda internacional. De hecho, Lula propuso oficialmente la creación de un “centro de cooperación internacional” para monitorear la comercialización de madera y detectar cualquier tipo de violación a las regulaciones y prohibiciones dispuestas.
Lula no tardó en recusar a su predecesor y advirtió que hubo “años de abandono”, pero los hechos lo contradicen. El presidente Bolsonaro no solo se convirtió en el primer Presidente en visitar personalmente las comunidades indígenas del Amazonas, sino que también desplegó un ambicioso operativo bautizado como “Operación Verde Brasil” para combatir crímenes y actividades ilícitas en la región amazónica.
La maniobra fue crucial para profundizar el peso de la ley sobre las extracciones ilegales de oro (una de las principales causas de la deforestación ilegal), el tráfico de personas y el tráfico de drogas, entre muchos otros ilícitos.
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