El FMI estima que el crecimiento de la economía brasileña se reducirá a menos de la mitad en el primer año de Lula
3 minutos de lecturaLas nuevas estimaciones del Fondo proyectan un muy moderado crecimiento anual del 1,2% para la economía de Brasil, en contraste con el 3,1% observado en 2022. El país se despega del promedio de crecimiento para las economías emergentes.
El cambio de rumbo económico en Brasil impactó de lleno en las expectativas de crecimiento para el mediano y largo plazo. Las nuevas proyecciones de crecimiento informadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) sugieren que el país crecerá solamente un 1,2% en 2023.
La tasa de crecimiento se reducirá a más de la mitad en comparación al 3,1% efectivamente observado durante el año 2022. El ritmo del crecimiento de 2023 volvería a asemejarse al ritmo registrado entre 2017 y 2019, retrasando aún más la recuperación del nivel de actividad perdido durante la recesión del último Gobierno de Dilma Rousseff.
Asimismo, el Fondo Monetario también recortó las estimaciones de crecimiento para Brasil en los próximos años. La actividad económica crecería hasta un 1,5% en 2024, frente al 1,9% sugerido por la estimación de diciembre del año pasado.
Con estas estimaciones, el dinamismo económico de Brasil se despega de los resultados de las economías típicamente emergentes (que tienden a crecer más rápido que el promedio mundial) para acercarse a las economías desarrolladas, aquellas con la menor tasa de expansión a nivel global.
El FMI estima que las economías en vías de desarrollo tendrán un crecimiento promedio del 4% para 2023, más de tres veces de lo que se espera para Brasil, y la divergencia se profundiza aún más a partir del año 2024.
La economía más importante de Sudamérica tendría en 2023 el mismo crecimiento anual que las economías avanzadas, similar a Canadá (1,5%), Estados Unidos (1,4%), España (1,1%) y Japón (1,8%). Es un resultado fatal para el desarrollo, ya que crecer a la misma velocidad que los países desarrollados implica enterrar cualquier posibilidad de convergencia hacia aquellos estándares.
La media de crecimiento para países emergentes con ingresos medios ascenderá al 4% para 2023 y 4,1% para 2024, mientras que los emergentes con ingresos bajos crecerán un 4,9% en 2023 y hasta un 5,6% en 2024.
Las perspectivas de Brasil son holgadamente pesimistas y no se acomodan a ninguno de estos dos escenarios. De hecho, la economía brasileña ostenta una de las peores perspectivas de crecimiento para la región junto con Chile y Argentina.
Las primeras medidas del presidente Lula da Silva condicionaron fuertemente el crecimiento de la economía. El riesgo por el abandono de las disciplina fiscal, la cancelación de todas las privatizaciones programadas, la vuelta al cierre de la economía del Mercosur y las posibles reformas sobre el mercado laboral y el sistema previsional, son factores que limitan la expansión de la oferta y el stock de capital.
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