Desesperación total: El Gobierno de Lula da Silva financiará por un año las importaciones argentinas
3 minutos de lecturaLejos de concretar una moneda común, el verdadero objetivo del Gobierno kirchnerista fue descomprimir una nueva línea de crédito comercial en reales para postergar el drenaje de reservas internacionales del Banco Central. Se espera que aumente el déficit comercial con Brasil.
El presidente Alberto Fernández y el presidente Lula da Silva finalmente ratificaron un nuevo acuerdo para la financiación de líneas comerciales. Muy lejos de concretar una moneda común para combatir la inflación, las autoridades argentinas buscaron activamente algún tipo de salvaguarda financiero con el cual poder financiar las importaciones que hoy deben ser restringidas a causa del cepo cambiario.
Según lo acordado entre los abogados Sergio Massa y Fernando Haddad, quienes actúan de Ministros de Economía de Argentina y Brasil respectivamente, el gobierno brasileño proveerá financiamiento para costear las importaciones argentinas a 366 días.
El Banco do Brasil financiará las ventas de las empresas brasileñas en la Argentina. Lula dio el visto bueno para estas medidas ya que, en la práctica, las restricciones para-arancelarias de argentina limitaban el potencial exportador de Brasil e impedían el supuesto “libre comercio” en la zona del Mercosur.
Desde el punto de vista argentino, los importadores de bienes desde Brasil ya no tendrán que esperar 180 días para acceder a las divisas en el mercado oficial, sino que podrán solicitar una carta de crédito al Banco Nación para concretar la operación de importación inmediatamente.
De esta manera, se abre una nueva vía comercial con Brasil que permitirá sortear las dificultades extremas que involucra el dramático sistema SIRA para poder operar. En definitiva, un parche para un problema auto-creado por las medidas insólitas del kirchnerismo.
Para el Banco Central, este mecanismo implica la postergación del uso de reservas internacionales para financiar importaciones por un período de 12 meses, y esta es la “ganancia” en términos de tiempo para postergar el colapso del cepo cambiario y evitar acelerar la devaluación del mercado oficial aún más de lo que ya se ha hecho.
Como adelantamos en La Derecha Diario, la principal motivación del Gobierno argentino no fue la concreción de una moneda común para combatir la explosión inflacionaria, sino más bien obtener algún instrumento para aminorar la sangría de reservas que enfrenta el Banco Central en el marco del cepo cambiario impuesto desde 2019.
“No se trata de la idea del ministro Paulo Guedes de una moneda única, instrumentos previstos que no funcionaron bien ni el pago en moneda local, sino ofrecer una garantía para que podamos avanzar en el comercio de la manera en que el presidente Lula y el presidente Alberto Fernández pretenden”, explicó el ministro Haddad.
Lo que antes era un problema entre los importadores y el BCRA, ahora se transforma en una mediación entre los bancos públicos argentinos y sus homólogos en Brasil, y al cabo de 366 días las operaciones deberán ser canceladas.
Lo que aún no está completamente definido es el monto por el cual el Banco do Brasil proveerá financiamiento para la importación argentina. Estimaciones preliminares sugieren que se compromete un monto de hasta US$ 13.000 millones para 2023, una cifra muy similar a los US$ 16.000 millones en importaciones que cada año provienen de Brasil según el INDEC.
El acuerdo buscaría cubrir la mayor parte del volumen comercial anual entre ambos países, al menos para 2023, sin comprometer la posición de divisas del Banco Central argentino en el corto plazo.
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