El Tiempo: Así funciona el análisis forense aplicado a la elección presidencial, ¿hubo fraude según este modelo?
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A pesar de las numerosas pruebas que apuntan a una victoria de la oposición en las pasadas elecciones del 28 de julio en Venezuela, el Consejo Nacional Electoral (CNE), así como el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), ambos de corte oficialista, ratificaron la victoria del presidente Nicolás Maduro para mantenerse en el poder hasta 2030 provocando acusaciones generalizadas de fraude electoral y llamamientos a una intervención internacional.
Por Stephany Echavarría y Ana María Rodríguez / eltiempo.com
Bajo este complejo contexto, el doctor Walter Mebane, experto en análisis forense electoral, un campo que utiliza métodos estadísticos para detectar irregularidades y posibles fraudes en los datos electorales, aplicó su modelo «eforensics» a los resultados publicados por la oposición para determinar si son o no confiables.
Las conclusiones de Mebane no sólo aportan pruebas que apoyan las afirmaciones de la victoria de Edmundo González, sino que también ofrecen un novedoso modelo a través del cual se puede comprender el alcance y la naturaleza del fraude electoral.
¿Qué es o cómo podríamos describir el análisis forense electoral?
El análisis forense electoral es el uso de métodos estadísticos para tratar de determinar si el resultado de una elección coincide con las intenciones de voto de los electores. Es decir, si el resultado fue el correcto. Puede haber muchas formas en las que el resultado puede ser incorrecto.
Por ejemplo, por accidentes o fallos en la administración electoral. Pero, también puede haber fraudes o problemas en la forma en que las personas tomaron su decisión para la elección, como desinformación, intimidación, violencia e incluso casos en los que las urnas se llenan con papeletas robadas. Así que, como ven, hay una variedad de procedimientos que pueden ser utilizados para hacer que el conteo de votos produzca un resultado incorrecto.
¿Es decir, que el resultado incorrecto es aquel que no corresponde con la elección de la mayoría de votantes?
El resultado incorrecto se define por lo que los electores pretendían hacer. Por electores me refiero tanto a las personas que votan como a las personas que tienen derecho a votar, pero deciden no votar, ya que una elección deliberada también puede ser la de no votar.
¿Cómo se diseñó el modelo forense electoral?
He probado una variedad de métodos estadísticos a lo largo de lo que ahora diría son décadas de trabajo en este problema. El forense electoral es un método particular que representa el análisis de elecciones, que contó con el apoyo de la Fundación Nacional de Ciencias (NSF por su sigla en inglés) y que enmarca la idea de que hay dos formas de cometer lo que yo llamo fraudes realizados, que son distorsiones malintencionadas de las intenciones de los electores que hacen que los conteos de votos que aparecen en los datos, en los registros de mesas en el caso de Venezuela, no representen con precisión lo que los electores querían.
En general, el modelo está basado en métodos de análisis estadístico. Pero, para no entrar en esas complejidades, diré que es una forma de probar varios parámetros de distribuciones simuladas y, en última instancia, el método de estimación, que se llama Algoritmo de Metropolis-Hastings, que selecciona los valores que son más probables de ser los que realmente representan el mundo si el modelo es preciso para la forma en que funciona el mundo.
¿Cuáles son esas dos formas de fraudes realizados?
El fraude podría deberse a votos fabricados, que son extensiones de personas que no votaron pero que
fueron contadas como votos, incluso si realmente no votaron, y eso podría ser generalmente el relleno de urnas o votos robados. El otro caso se concentra en votos que estaban destinados a ser contados para algún otro candidato pero que, en cambio, fueron contados para un candidato específico.
¿Cómo aplicó el modelo para el caso de las elecciones del 28 de julio en Venezuela que dieron, de manera cuestionada, como ganador a Nicolás Maduro?
El modelo funciona mediante el análisis de uno de los candidatos para determinar si hubo o no votos fraudulentos a su favor. En este caso, partimos de las pruebas de la oposición en las que se señala que Edmundo González es el que tiene la mayoría de los votos. Utilizamos el modelo para ver si los votos que las actas demuestran que son para González están afectados por fraudes forenses.
¿Qué hallaron?
En el resultado del análisis no se muestra fraude material en los votos. En los datos presentados por la oposición que corresponden al 81,7 por ciento de las mesas, esencialmente, no hay señal de fraude.
Analizamos las 25.073 actas oficiales disponibles y solo dos actas se percibieron con posibles signos de fraude, lo que representa un número ínfimo en comparación con los 10,8 millones de votos analizados. Los datos corroboran una ventaja insuperable de 3,9 millones de votos para González Urrutia sobre Maduro.
El número total de votos fraudulentos se estimó en 57,9, con un intervalo de credibilidad del 99,5 % que indica que el límite inferior de posibles votos fraudulentos podría ser cero. Esto sugiere que el fraude no tuvo un impacto sustancial en el resultado de las elecciones, según los datos proporcionados por el principal partido de la oposición.
¿Considera que el sistema electrónico de votación venezolano es confiable?
Las máquinas de votación electrónica que registran el voto, como en Venezuela, desde mi perspectiva y la de expertos en ciencias de la computación no son confiable porque han demostrado, en muchos casos, que es muy fácil introducir un software malicioso y falsificar los resultados de la votación. Sin embargo, en el caso venezolano se cuenta con muchos sistemas de alta tecnología que evitan que eso ocurra. Sin embargo, lo que considero que es esencial es verificar que los resultados reportados coincidan con las papeletas de votación, porque hay muchas cosas además del conteo que pueden causar que la elección tenga un resultado incorrecto.
Usted desarrolló este modelo tras el recuento electoral de Florida durante las elecciones presidenciales del año 2000 en Estados Unidos, ¿qué lo impulsó a desarrollar esta metodología independiente para juzgar si los resultados electorales eran fiables?
Bueno, tuve dudas de los resultados que se presentaron en ese entonces. Y, en ese momento, me di cuenta de que no había manera de responder a la siguiente pregunta: ¿tenemos evidencia de que la elección tuvo el resultado correcto? Entonces, tuve que aceptar los conteos reportados por los oficiales y confiar en ellos. Ahí empezó mi investigación.
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